¿Tiene usted un bebé? ¿A su hija o hijo le toca abandonar la época de la lactancia y comenzar a introducir en su dieta alimentos sólidos? Pues lea atentamente este artículo.
Los menores que cuando eran bebés «siguieron una dieta rica en frutas, verduras y comidas caseras puntuaron más alto en las pruebas de inteligencia y memoria que los alimentados con el segundo tipo de dieta», rezan las conclusiones del trabajo. En ellas se insiste, además, que estos «resultados fueron independientes de la inteligencia o educación materna, su clase social o el ambiente en el domicilio familiar, peso o edad gestacional del hijo al nacer «.
Más datos que apoyan las ‘bondades’ de seguir una dieta sana desde la primera infancia son los que hacen referencia a que «los bebés que consumieron con frecuencia galletas, snacks o patatas fritas tenían un peor desarrollo cognitivo y neurofisiológico tal y como quedó demostrado en las pruebas de lenguaje», agregan los investigadores.