Investigadores hallan que a los tres años los hijos de mujeres que habían estado expuestas a niveles más altos resultaron adversamente afectados
Una investigación reciente señala que los niños cuyas madres tuvieron mayores niveles de exposición a una sustancia presente comúnmente en los pesticidas resultaron más propensos a obtener puntajes más bajos en una prueba de desarrollo mental a los tres años de edad que aquellos cuyas madres estuvieron expuestas a niveles más bajos o a ninguno.
Megan Horton, asociada de postdoctorado en investigación de la Facultad de salud pública Mailman de la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York y sus colegas dieron seguimiento a 348 madres de áreas de bajos ingresos de esa ciudad que habían tenido exposición prenatal a insecticidas piretroides, presentes en los pesticidas usados comúnmente en los hogares.
Los investigadores no midieron el piretroide común conocido como permetrina sino el piperonil butóxido (PBO), una sustancia química que se agrega a la permetrina y aumenta su potencia, según Horton. Midieron el PBO porque la permetrina se metaboliza rápidamente y es difícil de medir.
Los autores del estudio midieron la exposición prenatal de las madres tomando muestras de aire o de sangre. Para obtener muestras de aire, las madres llevaron maletines a la espalda que recolectaban el aire del área en la que respiraban, el cual se analizó posteriormente.
Los niños se asignaron a cuatro grupos o cuartiles según el nivel de exposición de la madre al PBO durante el embarazo.
A los tres años, se evaluó a los niños con escalas estándares para evaluar su desarrollo cognitivo y motor, según el estudio publicado en línea el 7 de febrero en la revista Pediatrics.
«Los niños que estaban en el cuartil más alto de exposición al PBO tuvieron tres veces más probabilidades de estar en la categoría retrasada, frente a los que tuvieron una exposición más baja», aseguró Horton.
El equipo de Horton luego tomó en cuenta factores como el sexo, la etnia, la educación de las madres y toxinas como el humo del tabaco en el hogar.
Horton aseguró que es imposible saber qué niveles de pesticida son seguros, en parte porque hay muchos factores en juego, como el tipo de pesticida utilizado y la ventilación proporcionada.
No tuvo datos sobre la frecuencia de uso de los pesticidas. «No sé si las madres los usaron cinco veces o una vez a la semana», agregó.
Los insecticidas piretroides han reemplazado a otra clase, los organofósforos (OF), según Horton. El aumento en la regulación sobre pesticidas de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos ha reducido la exposición residencial a los insecticidas OF, dijo.
Sin embargo, los insecticidas piretroides no han sido evaluados para efectos a largo plazo en el organismo luego de la exposición de bajo nivel, dijo.
Jennifer Sass, científica principal del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales, quien revisó el estudio pero no participó en él, aseguró que los hallazgos «deberían convencer a cada padre y futuro padre de no usar estos pesticidas».
Horton sugiere que los padres acudan a la llamada gestión integrada de plagas, en la que se encuentran medidas de sentido común para controlarlas, como comer únicamente en áreas destinadas para ello, no en las habitaciones, hacer buen mantenimiento de grietas y rajaduras en la casa para evitar las plagas, usar tarros de basura con tapa y recubrimiento para que no se caiga la basura, y almacenar adecuadamente los alimentos.
Los esfuerzos de HealthDay por obtener comentarios del sector de los pesticidas fueron infructuosos.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Megan Horton, Ph.D., postdoctoral research fellow, Columbia University Mailman School of Public Health, New York City; Jennifer Sass, Ph.D., senior scientist, health and environment, Natural Resources Defense Council, Washington, D.C.; Feb. 7, 2011, Pediatrics, online