La exposición intrauterina al bisfenol A (BPA) es un factor de riesgo de sibilancias transitorias y, quizás, asma en la infancia, revela un estudio presentado durante la reunión anual de Sociedades Académicas de Pediatría en Denver, Estados Unidos.
El BPA se utiliza en plásticos y resinas de epoxi para elaborar una gran cantidad de productos, como el papel de los recibos de una caja registradora, y se puede detectar en el 90 por ciento de la población de Estados Unidos.
Hay evidencias de que tiene distintas consecuencias para la salud humana.
En ratones, la exposición perinatal promueve asma, pero falta más información en seres humanos, comentó Adam J. Spanier, del Colegio de Medicina de Penn State, en Hershey.
El equipo de Spanier analizó la relación entre la exposición prenatal al BPA y las sibilancias en la infancia en una cohorte de 398 pares de madre-hijo.
Las mujeres proporcionaron una muestra de orina a las 16 y 26 semanas de gestación, y en el parto, para medir los niveles de BPA.
Cada seis meses, durante tres años, los padres respondieron si sus hijos tenían sibilancias.
Las madres del 99 por ciento de los niños (de los que el equipo tenía información sobre su salud respiratoria) habían tenido niveles de BPA detectable en orina en algún momento del embarazo.
La cantidad de BPA detectada en la orina materna sólo estuvo asociada con las sibilancias en el grupo de niños más pequeños.
A los 6 meses de edad, los bebés de mujeres con altos niveles de BPA en el embarazo eran dos veces más propensos a tener sibilancias que los hijos de mujeres con bajos niveles de BPA. Pero a los 3 años de edad, no se hallaron diferencias.
El estudio reveló también que los altos niveles de BPA detectados en las mujeres a las 16 semanas de gestación estuvieron asociados con sibilancias en los bebés, no así los niveles detectados a las 26 semanas de gestación y al momento del parto.
Spanier opinó que el BPA podría ser la causa del aumento del asma detectado recientemente en los niños. «Vimos crecer las tasas de enfermedades como el asma, el autismo y el TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad) en las últimas décadas», dijo.
«Vimos crecer la prevalencia del asma en los niños del 5 al 10 por ciento. Los genes humanos no cambian tan rápido. Las generaciones cambian cada 30 años, de modo que no hay algo más que pueda causar ese aumento y el medio ambiente es clave», añadió.
El autor sostuvo que hay que replicar el estudio.
«La mayoría de las investigaciones sobre el BPA se habían concentrado en enfermedades endócrinas y el neurodesarrollo, que son sensibles a las hormonas femeninas. Cuando se publique este estudio, comenzarán a aparecer otros más», finalizó Spanier.
Fuente: Reuters Health