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Los niños nacidos de madres obesas podrían enfrentarse a un mayor riesgo de autismo, según un estudio

La obesidad y el sobrepeso maternos también se relacionan con otros retrasos en el desarrollo.

Los niños nacidos de madres obesas o que tienen mucho sobrepeso están en mayor riesgo de sufrir de autismo o de retrasos en el desarrollo, sugiere una investigación reciente.

El estudio de más de mil niños halló que los hijos de madres obesas tenían 67 por ciento más riesgo de autismo que los niños de madres de peso normal, y más del doble del riesgo de tener retrasos en el desarrollo, como defectos del habla.

«Las probabilidades de autismo y otros retrasos del desarrollo fueron significativamente mayores en los niños de madres obesas que en los hijos de mujeres que no lo eran», apuntó la autora líder del estudio Paula Krakowiak, bioestadista y candidata doctoral de la Universidad de California, en Davis.

La investigación incluyó a más de 500 niños entre los dos y los cinco años de edad que sufrían de autismo de leve a grave, alrededor de 170 niños con otro tipo de discapacidad del desarrollo, y 315 niños con un desarrollo normal. Todos los niños participaron en el estudio Riesgos genéticos y ambientales de autismo en la infancia, llevada a cabo de 2003 a 2010.

Los niños fueron evaluados por expertos del Instituto MIND de la universidad para confirmar su diagnóstico de autismo, mientras que las madres fueron entrevistadas respecto a varios aspectos de su salud antes y durante el embarazo. La información sobre el peso provino de expedientes médicos o de las recolecciones de las madres sobre su peso antes y durante el embarazo.

La obesidad se define como un índice de masa corporal (IMC) a partir de 30. El IMC es una medida del tamaño corporal que se basa en la estatura y el peso.

Aunque la diabetes también se asoció con mayores probabilidades de retrasos en el desarrollo de los hijos, no hubo una asociación estadísticamente significativa entre la diabetes y el autismo.

La investigación aparece en la edición de mayo de la revista Pediatrics, publicada el 9 de abril.

El autismo es un trastorno del desarrollo neural en que los niños tienen dificultades con la interacción social, la comunicación verbal y no verbal (como la lectura de las expresiones faciales y la comprensión de otras claves sociales) e intereses y conductas restringidos.

Alrededor de uno de cada 88 niños de EE. UU. sufre de un trastorno del espectro autista, lo que incluye las formas más leves de la enfermedad, como el síndrome de Asperger, según cifras actualizadas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. Uno de cada seis niños de EE. UU. tiene un retraso en el desarrollo, como las personas que tienen un defecto del habla o del lenguaje u otras discapacidades intelectuales, según los CDC.

Si se considera que alrededor de un tercio de las mujeres en edad fértil de EE. UU. son obesas, y que casi 9 por ciento tienen diabetes, los hallazgos podrían tener graves implicaciones de salud pública, enfatizó Krakowiak.

El Dr. Andrew Adesman, jefe de pediatría del desarrollo y conductual del Centro Médico Pediátrico Steven y Alexandra Cohen de Nueva York, apuntó que los hallazgos «no deben ser ignorados». Sin embargo, anotó que otros factores genéticos o ambientales probablemente contribuyan al autismo. Muchos padres de niños autistas tienen un peso normal, mientras que muchos padres obesos no tienen hijos autistas.

«Aunque los resultados de este estudio sugieren que la obesidad es un factor de riesgo de problemas del desarrollo en los hijos, no se puede suponer que los problemas del desarrollo en los hijos se deban a la obesidad. Muchos otros factores podrían tener algo que ver o ser responsables», aseguró Adesman.

De hecho, otras investigaciones publicadas la semana pasada identificaron varias mutaciones genéticas espontáneas como causa de una fracción de los casos de autismo. La edad de los padres, sobre todo un papá a partir de los 35, también se asoció con autismo en esos estudios recientes, que aparecen en línea en la revista Nature.

Se desconocen los motivos de la relación entre la obesidad y el autismo o los retrasos en el desarrollo, aunque algunas investigaciones sugieren que la obesidad desencadena proteínas inflamatorias, algunas de las cuales podrían pasar de la placenta al feto. Es posible que las proteínas inflamatorias, conocidas como citoquinas, puedan dañar el cerebro en desarrollo del feto, planteó Krakowiak.

También anotó que aunque la investigación halló una asociación entre la obesidad y el autismo o los retrasos en el desarrollo, no probó que ser obeso provoque autismo u otros problemas cerebrales en los fetos. La relación podría ser indirecta.

«Quizás no se trate de la obesidad misma, sino de otras cosas que llevan a la obesidad, como la genética, el estilo de vida o la dieta», apuntó Krakowiak.

Alrededor del 24 por ciento de las madres de hijos con retrasos del desarrollo eran obesas, al igual que 21. 5 por ciento de las madres de hijos con autismo y 14 por ciento de las madres con hijos que se desarrollaban típicamente.

Los investigadores anotaron que las madres con sobrepeso cuyo peso se acercaba a la obesidad (un IMC de 28 o 29) tenían niveles de riesgo similares a los de las madres obesas.

Las madres con un hijo autista o que tenía un retraso en el desarrollo también eran más propensas a haber tenido hipertensión en el embarazo, pero la asociación no se consideró estadísticamente significativa. Los investigadores anotaron que el número de mujeres del estudio que tenían hipertensión fue bajo.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare

FUENTES: Paula Krakowiak, Ph.D. candidate, University of California, Davis; Andrew Adesman, M.D., chief, developmental and behavioral pediatrics, Steven and Alexandra Cohen Children’s Medical Center of New York, New Hyde Park, N.Y.; May 2012 Pediatrics

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