Los niños y los adolescentes que pasan mucho tiempo frente a una pantalla, en especial de televisión, tienden a engordar más a medida que crecen, según demuestra un nuevo estudio.
Muchos padres piensan que sus hijos están expuestos a las pantallas durante un período de ocio razonable, según señaló Mark Tremblay. Pero la mayoría de los niños de Estados Unidos y Canadá superan las dos horas diarias recomendadas.
«No le prestamos atención a que es media hora aquí, media hora allá, una hora aquí y una hora allá», agregó Tremblay, del Instituto de Investigación del Hospital de Niños del Este de Ontario, Ottawa, Canadá, y que no participó del estudio.
Los autores utilizaron los datos de un estudio prolongado sobre un grupo de niños que, año por medio, respondían un cuestionario sobre cuánto tiempo utilizaban la TV, la computadora y los videojuegos. Tenían entre nueve y 16 años cuando comenzó el estudio.
El 17 por ciento de las 4300 niñas y el 24 por ciento de los 3500 varones participantes tenían sobrepeso u obesidad. Entre uno y otro cuestionario, el IMC aumentaba 0,1 puntos (o 500 gramos de peso) por cada hora diaria más que los niños y los adolescentes miraban TV.
El aumento del tiempo total frente a las pantallas entre los períodos de evaluación estuvo asociado con variaciones similares, pero más pequeñas, del IMC.
«El peso de la evidencia es bastante sólido: mirar TV está asociado con cambios nocivos del peso en los jóvenes», dijo la autora principal, Jennifer Falbe, que dirigió el estudio cuando trabajaba en la Facultad de Salud Pública de Harvard.
«Es importante que los padres conozcan esa exposición obesogénica para que la puedan limitar en la vida de sus hijos», agregó.
El aumento del tiempo de exposición a los DVD y los videos estuvo especialmente asociado con el sobrepeso en las niñas.
El estudio no incluyó muchos niños y adolescentes que no eran caucásicos o pobres, de modo que los resultados no se podrían aplicar a toda la población infantojuvenil de Estados Unidos.
Otro estudio sobre los factores que influyen en el peso de los niños, y que aparece publicado en Pediatrics, revela que los hijos de madres y padres que establecen normas y expectativas de crianza adecuadas para la edad y las cumplen en el tiempo, tienen un menor IMC que sus pares, aunque las diferencias son pequeñas, según escribe el equipo de Pauline Jansen, del Instituto de Niños Murdoch, Melbourne, Australia.
En un tercer estudio, publicado en la misma revista, un equipo de los CDC siguió a 1,2 millones de niños de familias de bajos ingresos de Estados Unidos. El 11 por ciento de los niños que no eran obesos antes de los dos años de edad, engordaba en los siguientes dos o tres años. Dos tercios de los bebés obesos se convertían en niños con peso normal un par de años más tarde.
Los niños hispanos y nativos indígenas y de Alaska eran más propensos que los caucásicos a engordar y menos propensos a dejar de ser obesos.
El estudio «destaca la importancia de prevenir la obesidad tempranamente en las familias de bajos ingresos», señala el equipo del doctor Liping Pan.
FUENTE: Pediatrics, online 25 de noviembre del 2013.