Por primera vez, se ha demostrado científicamente que la contaminación atmosférica acelera el proceso de la ateroesclerosis a más del doble de su evolución media y, por tanto, aumenta la posibilidad de padecer un infarto o un accidente cerebrovascular. Así lo han demostrado investigadores del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (Centre de Recerca en Epidemiologia Ambiental-CREAL) de Barcelona, junto con investigadores de Suiza y de la Universidad del Sur de California en el estudio “Contaminación atmosférica y Evolución de la Arterioesclerosis en Adultos”, que acaba de publicar la revista PLoS ONE.
El estudio concluye que la evolución anual de la pared de la arteria de aquellos que viven a unos 100 metros de una autopista o carretera con tráfico elevado sufren una aceleración del crecimiento de la placa de sus arterias de 5,5 micrómetros por año o más del doble de la media de su crecimiento anual.
Según Xavier Basagaña, investigador del CREAL y coautor de este estudio, “estos resultados son muy importantes teniendo en cuenta la relevancia de la ateroesclerosis en los países occidentales”. Y es que las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en los países desarrollados, por encima incluso del cáncer. Por ejemplo, cada semana 770 españoles mueren por alguna cardiopatía isquémica (infarto, angina de pecho y muerte súbita) y concretamente en Cataluña mueren unos 120 cada semana.
Hasta ahora los estudios científicos habían constatado que la contaminación del aire podía desencadenar ataques al corazón, entre otros problemas de salud. Este estudio muestra por primera vez que esta polución puede causar cambios tan complejos en las arterias como la ateroesclerosis, una afección en la cual se deposita material graso a lo largo de las paredes de las arterias que puede desencadenar en un infarto o un accidente cerebrovascular. Este proceso ya se había observado en animales anteriormente.
MÁS AFECTACIÓN DE LAS PERSONAS CON COLESTEROL
El efecto de la contaminación en la ateroesclerosis se observó superior en los pacientes que recibían tratamiento para reducir el colesterol y en aquellos de nivel socioeconómico bajo. Sus posibles causas son, en el primer caso, porque ya cuentan con un riesgo más alto y en el segundo por la combinación de otras exposiciones a la contaminación, la dieta pobre y el estrés a las que están expuestos.
Por otro lado, algunos de los participantes recibieron durante el estudio algún tratamiento de vitamina B, E o estrógenos. Las personas que tomaban estos tratamientos resultaron “más vulnerables a los efectos de la polución”. Aún así, las complejas interacciones que pueden existir entre los efectos de los fármacos, la exposición a la contaminación y otras características individuales “deben ser exploradas con mucho más detalle en futuros estudios”, afirma Xavier Basagaña.
BARCELONA, PEOR QUE L.A.
En este estudio han participado unas 1.500 personas de Los Angeles, California, y se les ha medido la progresión de la aterosclerosis cada seis meses durante tres años. Hay que tener en cuenta que Barcelona tiene unos niveles de contaminación muy por encima de la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que, en este caso, cuenta con niveles de contaminación más altos que la mayoría de zonas de Los Ángeles. Además, según Basagaña, “en la ciudad condal existe un parque automovilístico de motor diésel mucho más elevado que en Los Angeles donde casi todos los vehículos privados son de gasolina y la contaminación de los vehículos diesel puede ser más perjudicial para la salud”.
De hecho, la OMS recomienda que los niveles de partículas en suspensión (producidas básicamente por el tráfico) sean de 40 microgramos por metro cúbico y Barcelona tiene entre 45 y 50 microgramos por metro cúbico y Los Angeles cuenta con 25-30 microgramos por metro cúbico.
Actualmente el CREAL y el Instituto Municipal de Investigación Médica (IMIM) están llevando a cabo un estudio similar en Girona llamado REGICOR-AIR. Se calcula que los primeros resultados se tendrán dentro de uno o dos años y darán una idea de los efectos de la contaminación en España aunque “Girona tiene unos niveles de contaminación menores que ciudades como Barcelona o Madrid” , señala Basagaña