Diario Médico (por Isabel Gallardo Ponce)
miércoles, 05 de mayo de 2010
Combinar una dieta equilibrada y rica en antioxidantes con un entrenamiento adecuado ayuda a prevenir el daño oxidativo en el organismo, según ha explicado a Diario Médico Juana María Morillas, de la Universidad Católica San Antonio, de Murcia.
Aunque los antioxidantes no tienen un papel curativo en la patología estable, una alimentación rica en estas sustancias ayuda a prevenir el daño oxidativo, según afirma Juana María Morillas-Ruiz, del Departamento de Tecnología de la Alimentación y Nutrición de la Universidad Católica San Antonio de Murcia, y autora del libro Los antioxidantes en la prevención del estrés oxidativo en la actividad física.
«No hay evidencia científica que demuestre que el consumo de antioxidantes aumente el rendimiento deportivo en atletas de élite, profesionales y aficionados. Lo que sí tienen es un efecto preventivo». Durante la actividad física el proceso de oxidación se produce con más intensidad en lípidos, proteínas y ADN, lo que genera radicales libres. «Cuanto más deporte se hace, más insistimos en el consumo de frutas, verduras y hortalizas, fuentes principales de antioxidantes para prevenir el estrés oxidativo. Los antioxidantes minimizan el daño muscular y ayudan a reducir la fatiga. Así mejorará la situación fisiológica del deportista, en cuanto que se oxida menos, produce menos radicales libres y, por tanto, un menor daño en el organismo».
Puesto que el cuerpo humano no cuenta con reservas de estas sustancias, es necesario garantizar su ingesta diaria en las cantidades adecuadas. Las recomendaciones nutricionales aconsejan el consumo diario de 3 raciones de frutas, de las que una debe ser un cítrico, y un mínimo de dos raciones de verduras y hortalizas, al menos una en estado fresco. En el momento en el que esas hortalizas son cocinadas se produce una pérdida de nutrientes. «En el caso de los deportistas estaría recomendado incrementar el consumo; así se aumenta la ingesta de los agentes antioxidantes a través de la dieta».
Los antioxidantes polifenólicos son más activos que los que contienen otras sustancias, como la vitamina C y la E. Las frutas ricas en estas moléculas son las rojas del bosque, como las fresas, las frambuesas, los arándanos, las grosellas, además de la ciruela negra, la cereza e incluso la naranja. «Sabemos que ésta tiene vitamina C pero también contiene polifenoles, que en lugar de estar en la pulpa se encuentran en el albedo, la parte blanca que solemos eliminar».
Estado fisiológico
Según Morillas, los agentes polifenólicos son materias primas excelentes para la producción de alimentos funcionales ricos en antioxidantes. «La industria alimentaria es consciente de la dificultad de acceder a estos alimentos frescos, por lo que está comercializando alimentos funcionales ricos en antioxidantes». En cuanto a los suplementos farmacológicos, Morillas asegura que no se aprovechan del mismo modo que cuando ingresan a través de la matriz alimentaria. «Son las mismas moléculas, pero cuando el antioxidante se encuentra en el alimento pueden existir diferentes tipos entre los que se produce un efecto sinérgico». Aunque aún no se conocen todos los mecanismos de estas moléculas, «tenemos claro que su biodisponibilidad en el organismo es mayor a través de la matriz alimentaria».
El deportista que lleva un grado de entrenamiento adecuado tiene una gran ventaja sobre el ocasional. «El adiestramiento permite que su organismo incremente las defensas de antioxidantes, y que la proteínas enzimáticas ayuden a eliminar los radicales libres. Esto produce que, de forma fisiológica, tenga una mayor defensa antioxidante que cuando no se es deportista y se comienza a hacer ejercicio. Con todo, sigue siendo insuficiente para defenderse del ataque oxidativo que genera la actividad física».
El entrenamiento inadecuado del aficionado, que se somete a una actividad física de alta intensidad durante un periodo de tiempo prolongado, genera una gran cantidad de radicales libres, lo que a la larga puede repercutir en su salud, ya que su actuación negativa no sólo se centra en la cantidad generada si no en el tiempo que permanecen en el organismo. Por tanto, se debe realizar un entrenamiento adecuado que potencie las defensas antioxidantes fisiológicas en combinación con una dieta adecuada.