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Un nuevo estudio descubre que el ejercicio en las personas mayores ayuda a evitar la depresión, la demencia y otros problemas de salud, como las enfermedades cardiacas, el cáncer y la diabetes.

El ejercicio aumentó hasta unas siete veces las probabilidades de envejecer de forma saludable, hallaron los investigadores. Y aparentemente nunca es tarde para comenzar. Incluso los adultos que no habían empezado a hacer ejercicio hasta que eran mayores podían aumentar en 3 veces sus probabilidades de envejecer de forma saludable, según los investigadores.

«En una población cada vez mayor, es importante que se anime a envejecer de manera sana. La actividad física es efectiva a la hora de mantener la salud en la vejez», comentó el investigador principal, Mark Hamer, del departamento de epidemiología y salud pública del Colegio Universitario de Londres, en Inglaterra.

«Animar a que las personas mayores realicen actividades físicas es beneficioso, y los pequeños cambios también se relacionan con un envejecimiento más sano», afirmó.

El informe aparece en la edición en línea del 25 de noviembre de la revista British Journal of Sports Medicine.

Samantha Heller, nutricionista clínica y fisióloga del ejercicio en el Centro Médico Langone de la NYU en la ciudad de Nueva York, comentó que es bien sabido que la actividad física y el ejercicio son buenos. «Realizar ejercicio de manera regular mantiene alejadas las enfermedades crónicas, como el cáncer, las enfermedades cardiacas, la diabetes y la depresión», indicó.

«Lo que este estudio enfatiza es que la excusa de que ‘soy demasiado mayor’ no vale, porque nunca es demasiado tarde para salir fuera a hacer algo de ejercicio», señaló.

Los beneficios del ejercicio incluyen una mejor circulación y una mejora en la salud ósea, muscular, cardiovascular y de los órganos. Y también hay beneficios para el cerebro a partir del ejercicio regular, ya que aumenta la comunicación entre las neuronas y ralentiza la pérdida de tejido cerebral asociada con el envejecimiento y el declive mental, indicó Heller.

«La cuestión con la que nos encontramos ahora es: ¿cómo motivamos y respaldamos a las personas de todas las edades a moverse y a seguir moviéndose? Hay un resistencia innegable por parte de las personas que no hacen ejercicio ante la idea de moverse», comentó Heller. «A nivel individual, podemos insistir suavemente a familiares y amigos a que nos acompañen en los paseos regulares, en las clases de baile o de yoga, en el juego de la mancha o al usar un DVD de ejercicio».

Juntarse con alguien es una motivación real, comentó Heller. «Dé una sesión con un entrenador personal cualificado como regalo de fiestas, explore las ofertas de las clases de fitness del YMCA local o en los centros de la comunidad o para personas mayores, o inscríbase en una caminata, una carrera o una natación de caridad».

Para realizar el estudio, Hamer y sus colaboradores recogieron los datos de casi 3,500 personas con un promedio de edad de 64 años que participaron en el Estudio longitudinal inglés sobre el envejecimiento.

Como parte del estudio, los participantes informaron sobre su nivel de actividad física cada dos años entre 2002-2003 y entre 2010-2011.

Los investigadores categorizaron a los participantes según la cantidad de ejercicio que realizaban cada semana. Había personas que eran inactivas, las que hacían ejercicio de forma moderada y las que hacían ejercicio de forma intensa.

Además, los investigadores realizaron un seguimiento de los problemas graves de salud, como las enfermedades cardiacas, el accidente cerebrovascular, la diabetes, el enfisema y el Alzheimer. También monitorizaron la salud mental y física de los participantes.

Durante ocho años, casi uno de cada 10 participantes se volvió activo y el 70 por ciento siguieron siendo activos. Los demás siguieron siendo inactivos o se volvieron inactivos.

Al final del estudio, casi el 40 por ciento de los participantes contrajeron una afección médica crónica, casi el 20 por ciento estaban deprimidos, el 20 por ciento tenían una discapacidad mental y una tercera parte sufrían de una discapacidad.

Uno de cada 5, sin embargo, fue considerado por los investigadores como una «persona que envejece de forma sana». Hubo una asociación directa entre el envejecimiento sano y el ejercicio, indicaron los investigadores, aunque no demostraron que hubiera una relación de causalidad.

Las personas que participaban en una actividad física moderada o intensa al menos una vez a la semana tenían entre 3 y 4 veces más probabilidades de envejecer de forma sana, en comparación con los que siguieron siendo inactivos, hallaron los investigadores.

Además, las personas que eran activas al inicio del estudio tenían siete veces más probabilidades de envejecer de forma sana que las que eran inactivas y siguieron siéndolo, según los investigadores.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare

FUENTES: Mark Hamer, Ph.D., department of epidemiology and public health, University College London, U.K.; Samantha Heller, M.S., R.D., senior clinical nutritionist, exercise physiologist, NYU Langone Medical Center, New York City; Nov. 25, 2013, British Journal of Sports Medicine

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