Un equipo halló que en las personas con falta de sueño se activaban más los centros cerebrales de recompensa y sensibilidad a la comida cuando miraban imágenes de chocolate y donuts que cuando miraban productos más saludables como zanahorias y yogurt.
Pero esa diferencia no surgió después de nueve horas de descanso, según publica International Journal of Obesity.
«A las personas que tienen que cuidar la alimentación para no engordar o adelgazar les iría mejor si duermen bien de noche», dijo la doctora Marie-Pierre St-Onge, de Columbia University, Nueva York.
«Somos más propensos a comer de más alimentos no saludables cuando no dormimos lo necesario», agregó.
El equipo de St-Onge investigó cómo la falta de sueño modula la respuesta neuronal a los estímulos con comida saludable y no saludable en ayunas.
Para eso, le realizó resonancias magnéticas funcionales a 25 personas con peso normal que durmieron no más de cuatro horas (sueño limitado) o nueve horas (sueño habitual) por noche durante cinco días.
Durante el examen, los participantes miraban dos series separadas de 10 bloques de cinco imágenes de alimentos saludables (zanahorias, yogurt, avena y uvas) y cinco imágenes de alimentos no tan saludables (pizza con salame, donuts, chocolate y caramelos).
Cuando los participantes dormían cuatro horas por noche, las imágenes de la comida chatarra activaban mucho más que los productos más saludables los giros temporales superior y medio, los giros frontales medio y superior, el lóbulo parietal inferior izquierdo, el córtex orbitofrontal y la ínsula derecha.
Pero luego del descanso habitual, esas áreas cerebrales no tuvieron una activación diferenciada con esos alimentos no tan saludables.
Además, con las horas de sueño normales, la respuesta neuronal a los alimentos saludables fue mayor en el tálamo derecho, el precúneo izquierdo y el giro cingular medio.
Esto, según dicen los autores, coincide con la sobrerregulación relativa de esos mecanismos neurales después del sueño habitual.
El equipo halló también que a mayor diferencia de consumo calórico entre los períodos de sueño limitado y normal, menor diferencia en la señal BOLD en la ínsula derecha, lo que sugiere que esa región estaría subregulada con la falta de sueño.
Además, esa señal ante la comida chatarra estuvo asociada con la arquitectura del sueño de la noche anterior, con una leve tendencia a una relación positiva entre la activación de la ínsula y la duración del sueño REM.
«Esto sugiere que ese parámetro de la arquitectura del sueño tendría un papel en el aumento de la respuesta de la ínsula a la comida chatarra con la falta de sueño», según el equipo.
«Estos resultados señalan la existencia de un posible mecanismo neuronal por el que, ante la falta de sueño, los alimentos poco saludables serían más atractivos que los saludables, lo que coincide con el exceso alimentario y el aumento de peso observados en las personas que duermen poco», agregó el equipo que realizó el estudio.
FUENTE: International Journal of Obesity, online 16 de julio del 2013.