CHICAGO (Reuters) – Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos tienen previsto solicitar a los fabricantes de tomografías computarizadas y otros escáneres que generan radiación que rastreen las dosis indicadas a los pacientes e incluyan esos datos en un registro electrónico médico.
La nueva política surge de las preocupaciones de los pacientes a raíz de los estudios que sugieren que la repetida exposición a la radiación puede incrementar el riesgo de cáncer, dijo el doctor David Bluemke, director de radiología y ciencias médicas del Centro Clínico de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por su sigla en inglés).
La medida fue anunciada el lunes en la publicación Journal of the American College of Radiology.
Un escáner de tomografía computarizada (TC) da a los médicos una visión interior del cuerpo, a menudo eliminando la necesidad de una operación exploratoria.
Sin embargo, la TC expone al paciente a una dosis de radiación 100 veces mayor que los rayos X convencionales.
El uso de la TC ha crecido ampliamente en Estados Unidos, donde se realizaron más de 70 millones de pruebas de este tipo en el 2007, frente a los 3 millones de 1980.
«De lo que nos hemos percatado desde hace tiempo es de que actualmente no existe posibilidad de entender en un momento dado cuántos exámenes con radiación ha tenido un paciente», dijo Bluemke en una entrevista telefónica.
La política afectará sólo a fabricantes de escáneres como GE Healthcare, de General Electric, Siemens, Philips y Toshiba Medical Systems.
El experto añadió que la esperanza es que una vez que las compañías creen equipos capaces de recopilar información sobre la dosis de radiación de un paciente en un registro médico electrónico, éstos se puedan instalar de inmediato en los hospitales.
En un principio, dijo, las compañías tendrán que permitir que la información sobre las dosis de radiación estén accesibles para su uso en un registro médico electrónico, como el HealthVault de Microsoft o el Google Health de Google.
Finalmente, según Bluemke, el objetivo sería que la información estuviese disponible en los registros médicos nacionales, una prioridad central del presidente Barack Obama.
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