Abrir más bares y comercios de venta de licor en los barrios llevaría a un aumento de la violencia doméstica local, revela un estudio efectuado en Australia.
Cada vez hay más pruebas de que el aumento de la disponibilidad de alcohol eleva el nivel de violencia social, indicó Michael Livingston, del Turning Point Alcohol and Drug Center, de Fitzroy, en Victoria.
«Si existe la misma relación con la violencia doméstica, los gobiernos podrían tener ese efecto al elaborar las políticas sobre la venta de alcohol», dijo el experto.
Una de cada cuatro mujeres y el 7 por ciento de los hombres sufrieron violación o abuso físico de parte de su pareja actual o ex pareja, según una encuesta de la década de 1990 realizada en Estados Unidos.
En Australia, el 15 por ciento de las mujeres mayores de 15 años fue víctima de violencia doméstica.
Para conocer si el vino, la cerveza o el licor influyen en esas tasas de violencia en el hogar, Livingston identificó 186 barrios de 10.000 habitantes o más de Melbourne, en Australia.
Luego, controló los cambios en la cantidad de proveedores de alcohol y de registros policiales de casos de violencia doméstica entre 1996 y el 2005, un período en el que creció la cantidad de licencias para la venta de alcohol.
Anualmente, en cada barrio hubo unos cinco casos de violencia doméstica por cada 1.000 habitantes. Tras controlar el nivel de pobreza de cada barrio, Livingston comprobó que el nivel de violencia sí dependía de la densidad de sitios de venta de alcohol.
Por cada hotel o pub autorizado a vender alcohol, la tasa crecía un 6 por ciento por cada 1.000 residentes, publica la revista Addiction. Ese aumento se limitaba al 2 por ciento por cada sitio que sólo vendía alcohol para su consumo en el lugar, como los cafés, los bares y los centros nocturnos.
Y la apertura de un sitio de venta de alcohol por cada 1.000 residentes de un barrio estuvo asociada con casi un 30 por ciento de aumento en la cantidad de casos de violencia doméstica local por cada 1.000 habitantes. Es decir que la apertura de tres sitios de venta de alcohol en un barrio de 1.000 habitantes iría acompañada de cuatro casos más de violencia doméstica en esa zona.
«Aumentar la disponibilidad del alcohol conlleva una gran cantidad de costos que hay que equilibrar con los beneficios de la competencia y la comodidad del consumidor», agregó Livingston, que advirtió que se desconoce si aumentar las oportunidades de acceso al alcohol realmente aumenta la violencia doméstica.
Podría ser que el aumento de los lugares de venta de alcohol y de la violencia refleje un cambio en la característica de la zona.
De todos modos, el autor señaló que los resultados «aportan buenas pruebas de una relación causal», en especial porque los resultados fueron independientes del nivel de pobreza del barrio, un factor de riesgo de la violencia doméstica.
Por Lynne Peeples
NUEVA YORK (Reuters Health)
FUENTE: Addiction, online 2 de diciembre del 2010