Un estudio halló que los adolescentes expuestos a niveles de plomo más altos que los recomendados suelen tener problemas auditivos.
Los autores no observaron el mismo patrón con otros metales pesados. Además, sólo una pequeña proporción de adolescentes tenía concentraciones en sangre que podrían estar asociadas con la disminución auditiva.
«Parece que los niveles en sangre de la mayoría de los jóvenes son muy bajos y que la población está evitando (los metales pesados)», opinó el autor principal, doctor Josef Shargorodsky, del Hospital del Oído y la Visión de Massachusetts y del Hospital de Brigham y las Mujeres, en Boston.
Shargorodsky comentó que estudios con animales habían sugerido que la exposición a los metales pesados, como el arsénico, el cadmio y el mercurio, provocaría la pérdida de la audición. Entonces, con su equipo revisó los resultados de un relevamiento nacional de la capacidad auditiva y los niveles en sangre y orina de esos metales en adolescentes.
Tener la audición disminuida significa no poder oír sonidos de 15 decibeles o menos, lo que equivale a un susurro.
El estudio incluyó datos de más de 2.500 adolescentes de entre 12 y 19 años. Uno de cada cinco tenía signos de disminución auditiva.
El grupo con mayor cantidad de plomo en sangre (por lo menos 2 mcg/dL) era más propenso a haber perdido audición. El 31 por ciento no aprobó los test de audición, comparado con el 17 por ciento del grupo con menos de 1 mcg/dL de plomo en sangre.
Uno de cada 20 adolescentes tenía el nivel máximo de plomo en sangre.
Los participantes con mayor cantidad de cadmio en orina también tenían más riesgo de perder audición que el grupo con los niveles más bajos de cadmio en el organismo. Pero Shargorodsky aclaró que «sería difícil decir si ese patrón era real o no».
No se registró relación alguna entre el riesgo de perder audición y los niveles de mercurio en sangre y los de arsénico en orina, pero el autor advirtió que «porque no veamos una asociación, no significa que esos niveles sean seguros».
El estudio no prueba que una mayor exposición al plomo cause pérdida auditiva en los jóvenes, pero un epidemiólogo experto en salud ambiental que no participó del estudio explicó que el plomo está asociado con la disminución de la audición en los adultos mayores y que interferiría en el cerebro con la transmisión y el procesamiento de los sonidos.
Sung Kyun Park, de la Facultad de Medicina de la University of Michigan, en Ann Arbor, recordó que el metal todavía permanece en la pintura de algunas casas antiguas, en el suelo y, ocasionalmente, en el agua corriente.
Con Shargorodsky coincidieron en que incluso niveles en sangre considerados aceptables para los niños de Estados Unidos (menos de 10 mcg/dL, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos), podrían ser riesgosos.
«El nivel máximo aceptado es demasiado alto como para proteger a los niños en general, y también de la pérdida de audición», dijo Park a Reuters Health.
El equipo escribió esta semana en Archives of Otolaryngology-Head and Neck Surgery que el nuevo límite en sangre aceptable propuesto para los niños es de 2 mcg/dL.
«Esto, definitivamente otorga credibilidad a la necesidad de reducir el nivel (actual). Los resultados son bastante sorprendentes», opinó el doctor Frank Lin, de la Facultad de Medicina de Johns Hopkins, en Baltimore, que no participó del estudio.
Shargorodsky recomendó que los padres recuerden que deberían evitar la exposición de sus hijos al plomo y otros metales pesados considerados seguros, aunque señaló que, según estos resultados, eso ya está sucediendo. «Los niveles son muy bajos y eso es muy bueno», señaló.
FUENTE: Archives of Otolaryngology-Head and Neck Surgery, online 19 de diciembre del 2011
Reuters Health