La combinación de fibra y ácidos grasos omega 3 en las semillas de lino le confieren cualidades protectoras frente a enfermedades cardiovasculares.
El uso de semillas de lino u otros complementos para reducir el colesterol actúa más como una ayuda profiláctica que terapéutica. Puede ser una estrategia útil para controlar el colesterol, en particular, entre los individuos con antecedentes familiares de dislipemias o enfermedades cardiovasculares. Se dispone de referencias recientes acerca de los efectos positivos de las semillas de lino en el control de la glucosa en sangre y del colesterol, sobre todo, del LDL colesterol (perjudicial).
La última y más completa es la revisión realizada desde el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York (EE.UU.). Se han identificado dos componentes bioactivos en las semillas: la fibra soluble (pectinas y mucílagos) y el aceite rico en ácidos grasos insaturados (en ácido alfa-linolénico, un tipo de ácido graso omega 3). Este último es más abundante en el aceite de lino. El ácido alfa-linolénico es precursor directo de los ácidos grasos omega 3, EPA y DHA. Numerosos estudios comparan sus efectos hipocolesterolemiantes con los del aceite de pescado. Los omega-3 tienen un papel en la prevención de las enfermedades cardiovasculares y un efecto antiinflamatorio.