Los investigadores del Centro de Investigación del Cáncer Cork, en Irlanda, trataron células cancerígenas esofágicas con curcumina -una sustancia hallada en la cúrcuma, que da al curry su color amarillo característico- y descubrieron que empezaba a matar a las células cancerígenas en 24 horas.
Las células también comenzaron a digerirse, indicó el equipo en un estudio publicado en British Journal of Cancer.
Estudios científicos previos han sugerido que la curcumina puede suprimir tumores y que las personas que comen mucho curry tendrían menos tendencia a sufrir la enfermedad, aunque la curcumina pierde su atributo anticancerígeno rápidamente cuando es ingerida.
Sin embargo, Sharon McKenna, que dirigió el estudio, dijo que el trabajo sugería un potencial para que los científicos desarrollen medicamentos para tratar el cáncer esofágico.
El cáncer de esófago causa la muerte de más de 500.000 personas en todo el mundo por año. Estos tumores son especialmente mortales, con un índice de supervivencia a cinco años de sólo entre un 12 y un 31 por ciento.
McKenna expresó que el estudio demostraba que la curcumina hacía que las células cancerígenas murieran «usando un sistema inesperado de mensajes celulares».
Normalmente, las células defectuosas cometen un «suicidio programado», un proceso denominado apoptosis, que ocurre cuando las proteínas llamadas caspasas se activan en las células, señalaron los investigadores.
Sin embargo, estas células no dieron muestras de suicidio, y la presencia de una molécula que inhibe las caspasas no supuso diferencia alguna en el número de células que murieron, lo que sugiere que la curcumina atacó las células cancerígenas usando un sistema celular de señales alternativo.
Investigadores estadounidenses dijeron en el 2007 que habían hallado que la curcumina podía ayudar a estimular las células del sistema inmunológico en la enfermedad de Alzheimer.